Es algo tan emocionante cuando en unos segundo me entero que nos encontraremos. Esa sensacion de saber que te tendre a mi lado, esa misma sensacion como cuando ves acercarse a la camarera con tu pedido en un restaurante.
Y tenerte a mi lado, esa es otra cosquilla. Unos nervios que me atacan como si fuera la primera vez, y los disimulo para que no lo notes y no preguntes. Como aquella vez cuando quedamos en vernos en persona por primera vez. No me aguantaba los nervios y me salía una sonrisa con vida propia, la cual no podia controlar.
Cuando voy acercandome una voz me dice “no puedo creer que de verdad esto esta pasando”, y sonrío, porque es algo con lo que siempre soñé, contigo.
Y a tu lado. A tu lado todo se torna tranquilo. Me olvido del mundo y “respiro el momento”*. Me lleno de una felicidad que me dura por días. Y cada que te veo se renueva. No ha cambiado mucho; ahora puedo demostrarlo todo sin miedo, y eso es lo lindo, eso es lo bueno.
Saber que estas ahí, que hablamos de lo que sea, hasta de lo que no sabemos. Que nos reímos solos, de saber que nos tenemos uno al otro. Al fin, esto es amor.
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