Recapitulando.

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Cuando miro hacia atrás y veo la yo de antes no extraño para nada lo que fui. No lamento haber cambiado y crecer. No podré ser la fruta madura que todos esperan y aunque me de nostalgia aquellos tiempos de alegría y sin preocupaciones, me enorgullece ser quien soy hoy, aunque no sea del todo cierto. 

Pero vaya! quien me lee piensa que hablo de un gran cambio, y no. A decir verdad no he dejado de ser la misma soñadora que cree en las cosas simples; la ñoña que llega a llorar con cualquier película romántica y más si la comparo con mi vida porque me hace entender que lo que pasa en la vida no es algo nuevo, a todos les pasa; la que se toma las letras de música muy en serio y la que las dedica cuando las palabras no salen tan fácil. Sigo siendo esa tonta peculiar que llora si esta enojada y llora hasta con un libro de Stephen King; la que puede ver sus películas favoritas una y otra vez y recitar los diálogos. Y sobre todo, la que guarda los recuerdos en una cajita y desempolva una vez al año para imaginar. 

Pero soy otra. 


El tiempo me ha bajado de esas nubes de algodón; de algodón dulce que se desvanece de solo tocarlo. He aprendido a dejar de pensar con las emociones, a que pocas cosas me afecten y a que me de igual si el mundo está de acuerdo conmigo o no. Ya entendí que no puedo hacer cambiar las opiniones de los otros por las mías porque, para eso existe la "diversidad cultural" ¿o no?

Recordar como eramos, como reaccionábamos ante las situaciones  y como lo hacemos ahora, eso es vivir. 

Hace un tiempo no sabía que responder cuando surgían esas preguntas de ¿Quién eres?, ¿Que cosas te gustan?, ¿cual es tu canción favorita?, ¿cuales son tus películas favoritas? ¿Que te gusta? ¿Que no te gusta? Era el único momento en que de verdad ponía la mente en blanco como si los Hombres de Negro hubiesen aparecido frente a mí con su Desneuralizador. Ahora tampoco las puedo responder, pero al menos pasan muchas cosas por mi cabeza antes de decir un "No lo sé". Ya ven, es un gran paso para la humanidad. 

Ya no me da miedo pensar en como me veo en cinco años. Y no es que los sueños hayan cambiado pero ahora los pienso, los sueño, los imagino y los digo con mas seguridad. "La yo del pasado" no se atrevía ni a imaginar un episodio y decir "sí, eso es lo que quiero". No estoy segura de que suceda, ni estoy segura de mí misma, pero puedo decir que aunque negativamente lo piense, al menos la mitad de ellos va a suceder. Años atrás no pensaba que llegaría a querer algo, incluso se nota la diferencia de quien escribió en este blog hace un tiempo a quien escribe ahora. No he dejado mi alma de poeta aunque no tenga la menor idea si en realidad es poesía, solo quiero escribir y seguir escribiendo; creyéndome el sueño. 




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