Ladrones bajo una noche húmeda. Primera parte!



Llovía. Sonreía con mucho brío; el taxi no paró y caminar era la segunda opción. Oscurecía. Caminando, pisando charcos, no encontraba el camino a casa, parecía que tomé el callejón equivocado y menos indicado, solo por buscar el camino mas cercano.

Con palabras abiertas afirmo que ya estaba nerviosa, asustada y toda clase de cualidad que tenga que ver con el miedo.

No podía ver nada. No podía ver la hora en mi reloj.
-Aquí el tiempo no se ve, ni se cuenta ni se describe.- dijo un mendigo cerca de una basurero. Cuando lo escuche quise salir corriendo, pero se acerco y pude ver que no era tan temible.
-podrás ver unas cuadras mas adelante, allí encontraras una lampara...-dijo el harapiento individuo. Solo asentí moviendo mi cabeza; me aleje un poco y al sentirme mas segura y fuera de peligro le di las gracias, reaccione y me di cuenta que no debía ser descortés y que si aquel mendigo quisiera hacerme daño lo hubiera hecho antes de alejarme.

Seguí caminando y al llegar al lugar del que me había hablado señor olores (así le llame al mendigo después de tener impregnado su olor en mi nariz) encontré la luz que él dijo: era una farola; observe mi reloj para mirar la hora...No estaba allí, mi reloj ya no estaba allí, mi cartier desapareció.

-Viejo asqueroso, inepto- fue lo único que pude pensar. Y como ya estaba perdida no quise regresar a reprocharle.

Ahora si que no sabia donde estaba. Pero había una sensacion de que ya había estado allí antes. -Parece ser que lloverá- dijo una anciana que cruzaba por allí.
Salí corriendo antes de que esta me fuera a quitar mi bolso vintage que llevaba.
-A donde vas jovencita?- gritaba la vieja mientras yo corría.
-Lo siento señora, es que estos tiempos no se puede confiar en nadie.

Me aleje hasta no verla. Analizando la situación, la doña dijo que iba a llover, y... ya estaba lloviendo, quizás solo quería ponerme conversacion.

Dejo de llover.

De pronto sentí un aire húmedo pasando por mi cuello; no tenia mi bufanda de lana.
-vieja asquerosa, inepta- fue lo único que puede pensar.

Ya solo quería acostarme. No me importaba perder el reloj ni la bufanda.
-Al menos no fue el bolso- dije en voz alta.

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