Emperador de Sueños

Las siluetas adheridas al ocaso del cielo anaranjado que dejaban huellas de un día común, de un día poco humano, eran esas siluetas de individuos de alma pesada. En donde su caminar se hacía lento y sus hombros no erguidos seguían la linea de viento que los guiaba a la noche. Cansados de dar tantos pasos en un camino que no sabían si realmente los llevaría a algun lado, solo seguían al Emperador de Sueños: su lealtad tan grande y fuerte no los dejaba rendirse, algo parecido a la fé.

La noche tan fría no los dejaba continuar. Encendiendo hogueras para calentar sus cuerpos, pidiendo reposo al tan largo día. Pero con esperanzas de salir de allí, sin rendirse. Siguiendo al Emperador, a ese de vestimentas negras de terciopelo y de piel camuflajeada con tinta de alheña. Su presencia les brindaba paz; su mirada tan fuerte les regocijaba de cualquier miedo. 

Y allí seguían a su luz, a su emperador.

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