Querido Julio:
Sé que nunca te he escrito, ni sabía que podía escribirte. Soy de las personas que le parece tonto hablar con los meses, pidiendoles buenos deseos y que "los sorprenda", Pero aquí estoy, hablando con un mes. Que ironica soy.
Antes que todo, te pido disculpas por no apreciarte antes, ahora que te fusite me di cuenta cuanto disfruto estar contigo. Odio, odio y odio un monton a Agosto. Con él llega el fin de las vacaciones, y el sol de verano se enciende más como tratando de asarnos, no hay momentos iguales que los que paso contigo. En ti, mas bien. Todo se revoltea. No la paso bien con (en) agosto, y me doy cuenta de lo mucho que disfruto de mí en tus días. Me bastaron tres días para darme cuenta de tu ida. Tres-días. Que injusto suena eso, que tonta fui. De ahí el dicho de que "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde". Ya cuento los días que me quedan para seguir disfrutando lo poco que queda.
Pero no quiero hablarte de otro mes, si aquí el protagonista eres tú. Lamento tratarte con tanta indiferencia, no era mi intención, y aunque no me creas, disfruté mucho de ti y de mí. Me hiciste sentir en calma y es como si me pusiste en sabanas de algodón con almohadas rellenas de plumas de...plumas de...de algún ave exótica. Pero sabes algo, Julio? no es que te vaya a extrañar, porque sé que regresarás el proximo año y aquí te estare esperando; te haré un ladito en mi cama para que volvamos a ver películas de los 80`s y 90`s, prepararé té frío y galletas y será como si nunca te hubieses ido. Y haremos pasta todos los jueves.
Todo esta bien entre nosotros, Julio. Sé que te llevaste personas de mí por una razón, otras que volveran y otras...¿quien sabe? Y me enviaste otras que al final ni sé como están o no conozco bien, o simplemente que no encajaban conmigo. Fui a lugares con gente de la clase que a lo mejor no vuelva a ver, pero que bien la experiencia. Y todo eso en 31 días, ¿puedes creerlo? Antes lo hubiese logrado en un año completo, pero ahora estoy mas segura de algunas cosas. Y sí Julio,tienes razón, prefiero los días fríos y nublados, pero tu tienes una calidez que me gusta. ¿De casualidad te pasaste lluvioso y nublado, por mí? Gracias, los disfruté mucho, a mi manera. Ya sabes, una taza de café y un libro que tenía sin terminar. Hasta llegue a dormir por las tardes, algo que no suelo hacer. Por eso te digo, que no te aprecié del todo. En esos momentos no me daba cuenta de lo bien que estaba.
Tú te vas y yo me quedo. Regresa pronto, Julio. Y disfrutemos nuevamente de un café.
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