Quería escribir algo feliz, pero sin duda todos sabemos que felices no escribimos nada, porque estamos muy pendientes a esa emoción, disfrutándola, tratando de que no escape, que no nos detenemos a pensar ni en nosotros mismos.
Realmente, mis pensamientos están muy fuera de órbita. No tengo un tema exacto, pero si muchas emociones, pensamientos, todos juntos, mezclados a la vez que no me dejan expresarme.
Hay como una pequeña voz que me dice que puedo dar mas, que puedo seguir y no rendirme. Pero, ¿y que si esa voz es falsa y solo trata de persuadirme? Yo soy de esas personas que tiene una ligera afición a las cosas rotas, porque tengo la extraña sensación de que puedo reponerlo o hacer algo para que mejore. Me inclino por personas que son perseguidas por tristes fantasmas, porque siempre trato de hacerles sentir bien.
¿Hay alguien capaz de reconocer mi belleza y amor por el arte confuso? ¿o entienda el significado de mis palabras sin sentido y que aprecie mi poesía triste? Eso no lo sé, y la verdad ya ni me es tan importante.
He aprendido muchas cosas, a la que ustedes llamarían errores; yo no les diría así, porque sino toda la vida sería un completo error. Me esfuerzo mucho y siempre me intereso en dar lo mejor de mi, tanto en relaciones de amistad, de amor, de trabajo, como en proyectos que me planto en la vida, en fin, en todo lo que hago.
A veces puedo querer tanto algo que me empeño en obtenerlo. Darme por vencida no esta en mi vocabulario, pero así como todo, llegan momentos de desesperación, de angustias, y de fallos; y esa maldita carga en los hombros que te dice "oye niña, ya basta, das asco"
Semanas atrás alguien me dijo que el problema no es como soy, que mi problema radica en que no me quiero, no me intereso en mí sino en los demás, y que hay personas que no valoran eso que hago.Y que debería darme más amor. Quizás tenga razón, pero ya que más da si yo me siento bien haciendo "eso" que hago. Y sentirse bien es lo más importante aquí.
El hecho es que me encanta darle a alguien la sensación de estar a salvo. No me importa ser utilizada. Porque me encanta la cara de la gente que ayudo cuando digo "estoy aquí, todo va a estar bien", ya que por un segundo, un maravilloso segundo, significo el mundo para alguien.
No me considero una luchadora, siempre tengo un "as" bajo la manga. Mucha gente me subestima. Soy muy paciente y dulce pero cuando exploto es porque será el fin. Yo solo quiero tener voz. Soy una pensadora extrema, no una inútil que no hace nada con su vida, solo pienso en todo antes de hacer algo.
Quizás no soy la persona favorita. Hay momentos en los que me la paso sola, en mi cama, escuchando música hasta el punto en que la música me cansa. Sí, he tenido esos momentos en donde lo que mas me gusta me irrita. Pero son momentos que no se los cuento a nadie, solo los mantengo para mí y sonrío.
A veces me imagino que soy feliz, como cuando estoy con mis amigos, echando la cabeza hacia atrás y cubriendo mi boca cuando me sacudo de risa en una broma que alguien acaba de hacer. Pero el día se convierte en noche y mi sonrisa despreocupada se convierte en una tristeza inexplicable grabada en mi cara como un tatuaje, y yo me tiendo en mi cama pensando en todas las cosas que me gustaría poder decir o hacer, todas las cosas que me dan demasiado miedo admitir, aunque sólo sea con la pluma y el papel y la mente. Y es en noche como esas cuando me doy cuenta: soy muchas cosas, soy feliz y triste, extrovertida y tímida, traviesa y tranquila, pero sobre todo no me quiero sentir vacía.
Realmente, mis pensamientos están muy fuera de órbita. No tengo un tema exacto, pero si muchas emociones, pensamientos, todos juntos, mezclados a la vez que no me dejan expresarme.
Hay como una pequeña voz que me dice que puedo dar mas, que puedo seguir y no rendirme. Pero, ¿y que si esa voz es falsa y solo trata de persuadirme? Yo soy de esas personas que tiene una ligera afición a las cosas rotas, porque tengo la extraña sensación de que puedo reponerlo o hacer algo para que mejore. Me inclino por personas que son perseguidas por tristes fantasmas, porque siempre trato de hacerles sentir bien.
¿Hay alguien capaz de reconocer mi belleza y amor por el arte confuso? ¿o entienda el significado de mis palabras sin sentido y que aprecie mi poesía triste? Eso no lo sé, y la verdad ya ni me es tan importante.
He aprendido muchas cosas, a la que ustedes llamarían errores; yo no les diría así, porque sino toda la vida sería un completo error. Me esfuerzo mucho y siempre me intereso en dar lo mejor de mi, tanto en relaciones de amistad, de amor, de trabajo, como en proyectos que me planto en la vida, en fin, en todo lo que hago.
A veces puedo querer tanto algo que me empeño en obtenerlo. Darme por vencida no esta en mi vocabulario, pero así como todo, llegan momentos de desesperación, de angustias, y de fallos; y esa maldita carga en los hombros que te dice "oye niña, ya basta, das asco"
Semanas atrás alguien me dijo que el problema no es como soy, que mi problema radica en que no me quiero, no me intereso en mí sino en los demás, y que hay personas que no valoran eso que hago.Y que debería darme más amor. Quizás tenga razón, pero ya que más da si yo me siento bien haciendo "eso" que hago. Y sentirse bien es lo más importante aquí.
El hecho es que me encanta darle a alguien la sensación de estar a salvo. No me importa ser utilizada. Porque me encanta la cara de la gente que ayudo cuando digo "estoy aquí, todo va a estar bien", ya que por un segundo, un maravilloso segundo, significo el mundo para alguien.
No me considero una luchadora, siempre tengo un "as" bajo la manga. Mucha gente me subestima. Soy muy paciente y dulce pero cuando exploto es porque será el fin. Yo solo quiero tener voz. Soy una pensadora extrema, no una inútil que no hace nada con su vida, solo pienso en todo antes de hacer algo.
Quizás no soy la persona favorita. Hay momentos en los que me la paso sola, en mi cama, escuchando música hasta el punto en que la música me cansa. Sí, he tenido esos momentos en donde lo que mas me gusta me irrita. Pero son momentos que no se los cuento a nadie, solo los mantengo para mí y sonrío.
A veces me imagino que soy feliz, como cuando estoy con mis amigos, echando la cabeza hacia atrás y cubriendo mi boca cuando me sacudo de risa en una broma que alguien acaba de hacer. Pero el día se convierte en noche y mi sonrisa despreocupada se convierte en una tristeza inexplicable grabada en mi cara como un tatuaje, y yo me tiendo en mi cama pensando en todas las cosas que me gustaría poder decir o hacer, todas las cosas que me dan demasiado miedo admitir, aunque sólo sea con la pluma y el papel y la mente. Y es en noche como esas cuando me doy cuenta: soy muchas cosas, soy feliz y triste, extrovertida y tímida, traviesa y tranquila, pero sobre todo no me quiero sentir vacía.
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