Regresas Julio



Querido Julio:


Te dije el año pasado que no me pondría triste por tu ida porque sabía que regresarías, y aquí estas nuevamente, con tu sol deslumbrante y tus nubes bien blancas. No ha cambiado mucho desde tu partida Julio, aquí algunas cosas siguen igual. Que algunos caminos se cerraron y otros quedaron tapados entre matorrales, que si ya no se puede decir lo que piensas porque alguien lo anda refutando, pero igual seguimos opinando. Que bueno que regresaste Julio, así puedo sentir las vacaciones y ver series como aquella vez, respirar aire fresco y oler paz aunque sea una sola vez; me preparo para el estrés, el dolor y las marcas que se asoman con tu ida y con la llegada de agosto. Te recuerdo que sigo sin tolerarlo.  Realmente parece como si nunca te hubieses ido, Julio. 

Que hermosa mañana hace hoy, y sí, concuerdo contigo, hace un poco de calor pero lo bueno de estar en casa es que...menos ropa que usar. Ya sé Julio que aun Junio no ha marchado, y ya hoy es su último día, solo estoy algo ansiosa por tu llegada. Y que mas da si te escribo cuando estés o cuando no estés.

Me pregunto si este año traerás lluvias. Espero que sí, pero que no sea mucha, por favor, algunos días hay que pasarlos fuera. Si llueves, espero estar en casa, en cama y viendo películas, ya sabes, de esas que veo una y otra vez, como El Club de los cinco por ejemplo. Sabes como soy con los personajes y principalmente con Claire. Bueno Julio, ya, que tampoco pienso describir a "La Princesa", tú mejor imaginatela así me ahorro el momento aburrido y que seguro estas cansado de escucharlo una y otra vez.

¿Verdad que no cambio nada, Julio? Quizás piense un poco diferente pero sigo siendo la misma niña que dejaste hace años atrás. En fin que no sé si escribirte siempre, bueno quizás no todos los días pero no dejare de hacerlo. Ok, trataré, ya sabes como soy, un caso perdido con eso de terminar las cosas.

Vaya Julio, y hablando de lluvias, el clima no esperó a que termine esta carta. Ya estas lloviendo con pocas horas para tu llegada. Nos engañas con el calor para luego darnos un buen clima lluvioso. Eres casi como las personas, un trato desagradable para luego disculparse, cuando lo mejor es ahorrarse esas malas sabilas y pregonar lo bueno desde el inicio. 

Sin más que añadir, acomodate que el camino hay que disfrutarlo.



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