Eres mi cactus. Tienes la capacidad de absorber vida y subsistir en situaciones irregulares que marcan un antes y un despues. Tu areola da origen a espinas que me clavan como si no importara, con palabras que salen tan fácil de tu boca, como si fueran palabras aprendidas y practicadas.
Eres mi lavanda.
Tú, que me lavas las heridas físicas y emocionales. Que me limpias las lágrimas con tu aromaterapia. Infusionas mi ser con tu presencia aliviando mi nudo en la garganta.
Tú, que me causas insomnio pero que a la vez me cobijas en tus brazos. Tú, que regeneras las celulas que he perdido, atenuas mis ojos cansados y limpias mi alma con un abrazo.
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